Pero a nosotros nunca nos hablaron del ego conquiro que llegó de Europa, desde niños nos dijeron que los “indios” eran “salvajes” y que la razón, el desarrollo y la civilización, había llegado con los españoles; y la universidad, para los que tuvimos la posibilidad de acceder a ella, terminó de solidificar en nuestras mentes la idea de la racionalidad instrumental weberiana y que ésta era la única que nos hacía desarrollados y civilizados. Sí, aquella racionalidad de medios y fines y que si no delimitábamos bien a nuestros objetos como lo exigía Popper, no éramos científicos. En los últimos tiempos, los Derechos Humanos, luego que se imaginaron que la modernidad/colonialidad arrasó con las diferencias y supuestamente todos ya éramos individuos sometidos al mercado/moderno/colonial, se pusieron de moda. Como en tiempos de Pizarro se desplegó el “Derecho Indiano” y “la guerra justa” de Francisco de Vitoria, que sirvió para matar sin piedad a todo el que se cruzaba por el camino del ego conquiro, argumentado por Ginés de Sepúlveda. Todo esto, nos dijeron, fue resultado del “alto” desarrollo de la razón que había surgido por el ego cogito, léase yo pienso, europeo/moderno/colonial, con el cual había nacido la modernidad/colonialidad/capitalista/eurocentrada.
Esta fábula, que todavía muchos la creen ahora, con el despliegue del ego conquiro sanguinario en el siglo XXI, por los cielos de Europa, ya no se la puede creer. Las relaciones de poder constituidas por la Europa colonial que produjeron un sujeto dominador, patriarcal y asesino, relacionándose, dice, con cuasi animales, “indios”, como personas que no tenían alma, que tenían el cráneo tan duro que las espadas de los españoles se doblaban y que podían hacer el trabajo más duro incluso sin comer. En síntesis, la producción de una subjetividad que estaba compuesta por un ser dominador, especializado en matar y explotar y un no-ser dominado, que sólo servía para esclavo. Ahora en el siglo XXI, se sigue reproduciendo en sus distintos niveles y dimensiones.
Así como a Francisco Pizarro y a sus hombres les tocó la parte más dura y sangrienta de la misión, mientras los reyes en España gozaban de la riqueza robada en nuestro continente. Ahora, el Imperio, silenciosamente ordena a sus “Pizarros” en Europa que hagan la parte más vergonzosa, mientras ellos no dan señales de vida y siguen conspirando, luego ordenan a los “indios” (Cancillería de Bolivia) que extraditen a Snowden.
El Derecho nace para legitimar al dominador, las leyes son herramientas de sometimiento de los débiles. Qué más tiene que pasar para que nos demos cuenta de esto. Ahora, una vez más, la razón moderna/colonial/dominadora, del supuesto ego cogito, pero del real ego conquiro, nos muestra que el débil debe respetar los tratados internacionales, pero los poderosos los pueden transgredir y pasárselos por cierta parte y aquí no pasó nada, porque aquí la razón y el “derecho” valen si “yo” (el poder transnacional) te exploto, si “yo” (el poder transnacional) te saqueo, si “yo” (el poder transnacional) te mato, si yo (el poder transnacional) te ordeno que dejes que el avión del presidente “indio” sea destruido, no importa que “yo” (el poder transnacional) te pida que hagas eso para seguirte espiando sin que te quejes.
Ahora es el tiempo en el que, nosotros, los “salvajes”, nos pasemos por cierta parte aquella razón de la modernidad/colonialidad/eurocentrada, producida por su ego cogito sanguinario que en realidad es su ego conquiro, así como su civilización depredadora y su desarrollo asesino y empecemos a compartir con los pueblos dominados de Europa, que la potencia del poder es el pueblo y su espacio es la calle y su medio es la organización y su razón es la vida, de la humanidad y del planeta. Así se ha iniciado la lucha para transformar al modelo neoliberal en Bolivia, a pesar de muchas contradicciones internas actuales en este proceso, con mucha tenacidad, con mucha lucha, pero sobre todo con mucha dignidad.
Javier Reynaldo Romero Flores
Quillacollo, 03 de julio de 2013
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