sábado, 7 de abril de 2018

CULTURA, PRÁCTICAS ARTÍSTICAS Y CAMBIO DE ÉPOCA

Publicado en Opinión el lunes 2 de abril de 2018




Hace unos días en Ciudad de México, para referirse a la crisis global actual, el profesor Ramón Grosfoguel decía: “este desastre que estamos viviendo es la Modernidad”. Actualmente, somos testigos de este desastre y pensadores críticos, europeos y no-europeos, nos aclaran esto desde distintas perspectivas. Las consecuencias depredadoras de este proyecto civilizatorio, que dio origen a un cambio de época en el planeta en el siglo XVI, están presentes en diferentes ámbitos de la realidad.

Una característica de este proyecto es la cosificación de la realidad, es decir su objetualización. Por eso desde la instalación de la Modernidad, como estructura de pensamiento y luego como racionalidad instrumental, es decir, como una cultura que se propone dominar a otras culturas, hemos constituido sistemas de relacionamiento que reproducen esta cosificación, en el modo de relacionarnos con la naturaleza y entre seres humanos.

Es en 1492 cuando se inicia la Modernidad, dando lugar al siglo de las luces. Sin embargo Wálter Mignolo, en “El lado oscuro del Renacimiento”, nos hace notar que hasta hace poco los historiadores sólo se ocuparon de las luces y no de las sombras. En el último tiempo ha quedado claro que el lado oscuro de la Modernidad, el más perverso, es la Colonialidad, que produce una política destructiva y depredadora, encubierta en los discursos de desarrollo y progreso.
Así, mientras las “luces” del desarrollo y el progreso iniciaban la colonización del planeta, otras transformaban en arte las sensibilidades vitales expresadas en música, danza, poesía, pintura, escultura, etc. Esto, también sirvió para que aquellas expresiones nombradas como arte cobraran jerarquía, convirtiéndolas en Mercancía, en el contexto del nuevo modo de producción vigente, el Capitalismo.

Sin embargo, la actual crisis terminal del Capitalismo que ha producido el colapso planetario, nos sitúa en el horizonte naciente de una nueva época, en la que la dimensión ecológica deberá subsumir a la dimensión económica, es decir, en la que la producción y reproducción de la vida deberá imponerse por encima de la producción y reproducción del Capital y el Mercado.

Este nuevo Horizonte de época nos está diciendo que debemos dejar de orientar las prácticas culturales y artísticas desde y hacia el Mercado capitalista de consumo y, al contrario, orientarlas desde el disfrute hacia la vida y su reproducción. Esto también significa pensar creativamente en producir procesos de des-objetualización de nuestras relaciones. Estos deberían ser nuestros compromisos actuales, estemos en los espacios que estemos.

No hay comentarios: